domingo, 25 de junio de 2017

El Anzuelo Amorero Cap 2 Toma de contacto



Acepte, aun no conociendo a esta persona, pero sin fiarme mucho obviamente. La chica en si, era guapa con ojos azules, algo que me cautiva, no se porque. Estuvimos hablando, largo y tendido, todo lo que me permitía mi tiempo, era imposible no sentir, ese ansia de estar frente al ordenador y poder hablar con esa chica. Al cabo de una semana, me dio su teléfono y yo, le di el mio. Al dia siguiente, después de volver de venir del banco, un lunes por la mañana, sonó el teléfono:
Daniel: ¿Dígame? ¿hola?
No se oía nada al teléfono, y al rato colgaron, era extraño.
Después, me fui a mi cuarto, encendí el ordenador y seguí como cada tarde, perdiendo el tiempo, como te diria cualquier padre. Esta chica, se llamaba Nina, tenia 16 años y era de Sevilla capital, estaba aun estudiando en su instituto, los estudios secundarios. Yo por el contrario, tenia 18 años y también seguía mis estudios en bachillerato. Ella era de la capital de Sevilla y yo de un pueblo a las afueras, concreta mente en Dos hermanas. Ella insistió en que, quería verme, ya que las fotos no eran suficientes y queria algo mas que aportar a esta relación. Así que, me cito en el centro de Sevilla, esta noche para cenar, a lo que yo acepte. Me despedí, apague el ordenador y fui a asearme para este encuentro, digamos lo así.
Cogí el autobús de camino a Sevilla, bien arreglado con la ropa mas nueva que tenia en mi armario, mis mejores zapatos y un toque de mi colonia preferida, todo iba bien, aunque yo estaba muy nervioso, de camino en el autobús.
Unos 20 minutos después, el autobús llego, me baje de el y me dispuse a ir al sitio donde habíamos quedado. Cuando me aproximaba al sitio exacto, iba con precaución ya que no sabia que iba a encontrarme, al girar la esquina. Me asome, la vi sentada en un banco esperándome, era tal y como la vi en fotos, a lo que me puse aun mas nervioso. Me arme de valor, salí en su dirección, ella estaba escuchando música con sus auriculares, conectados a su móvil. Ya al lado suyo le toque el hombro, se quito los cascos y se volvió para verme.
Nina: Hola Daniel, ¿como estas? estaba con ganas de conocerte en persona
Daniel: Hola Nina, estoy bien, algo nervioso no te lo voy a negar, encantado de conocerte.
Nina: No temas, que no muerdo, puedes estar tranquilo
Daniel: Lo tendré en cuenta, dijo con una sonrisa
Nima: ¿Me acompañas? vamos a dar una vuelta, quiero conocerte un poco
Estuvimos paseando en la noche, por el centro de Sevilla, nos conocimos un poco mas el uno al otro.
Nina: Daniel, tengo algo para ti, espera. Cruzo la calle, para ir al coche de su madre y trajo un par de regalos
Nina: Toma Daniel, esto es para ti
Daniel: Valla ¿enserio? pero, no se si aceptarlo, yo no te traje nada
Nina: No importa, es mi regalo para ti.
Daniel: Guau, gracias lo guardare siempre, descuida que a la próxima te traeré algo, para ti.
Nina: Que tonto eres, dijo riendo
Daniel: ¡Ostras! que tarde es, necesito coger el autobús de camino a casa
Nina: te acompaño asta la parada
Fuimos corriendo hacia la parada ya que iba con retraso, por suerte, el autobús se retraso y logremos llegar a tiempo
A los 5 minutos de llegar, pudimos recuperar un poco el aliento de la caminata exprés que nos dimos
Daniel: Menos mal, no ha llegado aun
Nina: Daniel ven,
Daniel: Me acerque a ella y me abrazo muy fuerte, me dio un beso en la mejilla y me dijo:
Nina: lleva cuidado de camino a casa
Daniel: lo tendré, descuida, tu también cuídate Nina
El autobús, rompió el silencio de la noche con su bocina parando en la parada.
Me subí al autobús, cerca del cristal, para verla antes de irme a casa, diciéndome adiós desde la parada del autobús.
Con esto me puse de vuelta camino a casa, toda una noche, de descubrir a Nina, pero aun no sabia, si ella sentía algo por mi o esto solo era una amistada.
Al llegar, estaba bastante cansado, era ya tarde, sobre la media noche. Entre a casa, me lave los dientes y me puse ropa mas cómoda, antes de dormir avise a Nina de que llegue sano y salvo, por un mensaje de texto, pero ella no me contesto, así que decidí ir a dormir, aunque en mi cabeza, seguía el porque de no responder ese mensaje


Autor: David Navarro Alcaraz

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