Catalina se despertó al día siguiente, con el dulce sonido de su gallo, por las mañanas. Fue a dar de comer a los caballos, mientras lo hacia, no dejaba de pensar y suspirar por Hector. En ese instante, alguien aparco con su coche, en la entrada de la granja. Se trataba de mi hermana lidia, que vino a ayudarme con la granja y de paso a quedarse unos días.
-Lidia: ¿Que pasa hermanita? Cuanto tiempo
-Catalina: Si la verdad es que bastante, desde la navidad pasada, en noche buena.
-Lidia: Bueno y cuéntame ¿Que tal estas por aquí, cuidando la granja?
-Catalina: Es, entretenido, aunque los pueblos y ciudades quedan un poco lejos.
-Lidia: Te tienes que aburrir como una ostra aquí, anda ayúdame con las maletas, para poder instalarme.
-Catalina: Claro.
Catalina llevo a lidia, a la habitación de invitados, para que se instalara.
Lidia, es mi hermana, tiene unos 26 años y esta cansada, vive en el centro de texas, esta casada tiene familia y dos niños, Oscar y Víctor.
Al cabo de media hora, bajo Lidia a la cocina, donde yo estaba cocinando, la rica ternera, que nos íbamos a comer.
-Lidia: ¿Hermanita ya tienes algún chico musculoso y curtido, que te ayude aquí?
-Catalina, se sonrojo, se quedo en silencio, mirando la comida
-Lidia: Bueno bueno, aquí alguien estar por alguien, esta por alguien - decia mientras le chinchaba.
-Catalina: hay déjame Lidia, es un chico de una tienda de alimentos para caballos.
-Lidia:¿Como fue?
-Catalina: la semana pasada vino, a dejarme un pedido, me tropeze, con una herramienta, que estaba tirada por el suelo. El me cogió, para no me cayera pero al final caímos los dos, uno encima de otro.
-Lidia: Hermanita, ¿Vas un poco rápido, no te parece?
-Catalina: Si no hicimos nada, quería darle un beso, pero me moría de vergüenza, ademas que el tenia prisa porque tenia trabajo.
-Lidia: Que te parece, si esta noche vamos a ese pueblo y vemos si podemos quedar con el, ¿Te gusta el plan?
-Catalina: Me encantaría Lidia, hay gracias por a ver venido, me sentía un poco sola, sin nadie aquí.
-Lidia: Para eso estamos las hermanas mayores - dijo mientras sonreía.
Autor: David Navarro
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